lunes, 15 de agosto de 2016

No creo



No creo en dios ni en el Olimpo, ni en los infiernos,
ni en paraísos que no sean los terrenales.
Tampoco en el capitalismo con su prédica de manos invisibles
ni en los mercados infalibles que siembran pobres y talan árboles.

No creo en los jefes que no tengan nada que enseñar
ni en los lunes de oficina
y menos aún en los domingos justo a las cinco de la tarde.
No tomo en serio ninguna seriedad que no sea capaz de reírse de sí misma
ni como buenos modales las zancadillas en la política o en la vida cotidiana.
Me burlo de la palabra aséptica
y no me convencen en absoluto las noches sin sueños.

No creo en el lenguaje de género que nos divorcia
porque la poesía es poesía y no existen los poetos
aunque podría advertir que de vez en cuando 
se asoma un muso a soplarme caricias y versos.

Manifiesto total rebeldía contra los nunca y los “hasta que la muerte nos separe”
y poco creo en la música que no haga vibrar además del cuerpo el alma toda.
Desecho los libros que no hayan sido escritos
a pulso de piel y canto
y en cambio inventen recetas para vender la felicidad de los cementerios.

En fin, llevo a cuestas una suma de descreimientos
que tienen por supuesto su viceversa
 así somos todos, ni más ni menos.

Llegando al final podría agregar que tampoco creo en el sexo libre,
ni en la vocación de los suicidas, las páginas en blanco, los acosos,
el reguetón del vecino, las injusticias, la fuerza sin la razón,
ni en nadie que se aproveche de la buena fe de su prójimo.

Aclaro que aunque tampoco doy por sentados los diez mandamientos
entiendo el uso correcto de casi todos,
aunque de vez en cuando por pura glotonería
pudiera ser capaz de comer hasta explotar
y quisiera pecar sin concebir más gloria que la de saberme amada.

1 comentario:

  1. Hermoso. Estoy de acuerdo en todo pero si creo en Dios. Pero hermoso.

    ResponderEliminar